Y me dijo: “La perfección es una palabra que puedes poner antes o después de saltar. Si la pones antes, harás que los demás sean felices. Si la pones después, te harás feliz a ti y a quienes amen tu corazón”. Lo único perfecto es lo que se comparte.
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La pregunta correcta no es ¿Cómo ser creativo? La pregunta realmente importante es: ¿Qué te impide sentir que ya lo eres?
Si para mí, ser creativo es despuntar frente a los demás, hacer que el grupo me diga lo maravilloso que soy y que todos se asombren con mis habilidades, entonces estaré preguntando, en esencia, otra cosa. Estaré preguntándome cómo ser increíble frente a los demás usando mi ingenio, pero no cómo ser creativo.
Las palabras son las manitas con las que tocamos mundo.
Pueden ser cometas, pueden ser anclas, pueden ser palabras que nos eleven o palabras esclavistas. Las palabras tienen memoria y no son arbitrarias ni tampoco inocentes. “No hay palabras neutras” decía mi compatriota Galeano, siempre están mirando a algún lugar. Es menester saber si el lugar al que miran nos suma o nos resta vida.
En la capital de aquel país todos querían ser famosos.
Todos aplaudían y se llenaban la boca de asombro. Pero siempre había alguien que superar la hazaña anterior, siempre había un bailarín que hacía un pirueta más compleja, y un cantante que cantaba más agudo. Siempre buscando la fama, buscando ser reconocidos.