Aladuría es ver un punto a imaginar un universo. Es caminar día a día confiando en lo que sucede con ausencia de juicio y sentir que las equivocaciones no existen, ni tampoco el arrepentimiento. Todo lo que fue, fue y es maravilloso que haya sucedido.

Caminar contento con lo que eres y no cabizbajo con lo que no pudiste ser. Aladuría es mirar hacia la vida y las posibilidades, no hacia la carencia. No quedarte en el que alguien no te amó o que en aquel amigo que te traicionó. Aladuría ve ese sufrimiento y lo convierte en dolor. Por que el sufrimiento lleva a la culpa y el dolor, a la responsabilidad.

Aladuría es ver la vida con los ojos de alguien que cree en las segundas oportunidades, que no se queda en lo estático. Que está dispuesto a dejarse sorprender. Una persona que es capaz de ser lo suficientemente valiente como para acercarse al miedo y abrazarlo. No es una víctima ciega de su sombra.

Si ha de sentir dolor, se duele. Se queda quizás ahí el tiempo necesario. Es un vividor de todas las emociones que le inundan. No se queda sólo con las agradables o las desgarradoras.

Lo más característico es que no las juzga, simplemente suceden, se sientes y se van. De esta manera ofrece un sitio a todas y cada unas de las emociones sentidas, no bloqueando la circulación de ninguna. Si ríe, ríe. Si ama, ama. Si duele, duele.

Hacer algo con aladuría es hacer algo con noción de horizonte, con visión de camino; con la calma de que la verdad es sólo un proceso provisional. Sabe de sobra que el ser humano es un caminante que se confunde con su propio camino y que su proceso ser se articula como un gerundio.

El ser humano, esta siendo. Sabe que muere y nace en cada palabra. Que se imposibilita al querer usar el lenguaje y toma más presencia en lo indecible, en lo poético de su decir.

Sentir algo aladúricamente es sentir a pecho abierto y reflexionarlo con levedad, con compañía, con risa y asombro  de un cuerpo que sabe que es finito y cuya consciencia y ego le engaña hasta el punto de creer que se comprende.

Ama la sorpresa, lo inexplorado, lo comienzos.

Lo incómodo: le apasiona.

Sólo porque sabe que ahí va a conocer de una manera otra y en esa novedad va a ser capaz de ver diferente.

Así pues, Aladuría es ver un obstáculo, un piedra en el camino y: Observarla, sentirla, conocerla, reconocerla y sentir la dificultad que asoma; pero sólo el tiempo necesario para no relamer su imposibilidad hasta que se convierta en ego y entonces, forma y fondo se confundan con la identidad de quien mira.

Permanece así el tiempo necesario (tal estancia suele terminar cuando el propio observador sabe que está jugando a ser su sombra y se identifica con ella en un intento por no ver más allá) y después de aquello juega a transformarla en pretexto y saltar.

El Aladúrico sabe que más tarde habrá otra piedra, otro precipicio, que las noches auspiciarán sombras y colmillos; pero él simplemente: continúa.

El aladúrico ve un muro y también el sol que tras de el habita. siente una palabra e imagina todas las personas que la nombraron hasta que llegó a habitar en esa boca. Es capaz de imaginar sin juicio, visualizarse y caminar sonriente frente a la huella del tiempo.

No es un optimista ciego, tampoco superficial. Conoce el miedo, el dolor, lo habitual en la pérdida que supone caminar por la naturaleza. Aladuría es confianza, caricia, situarte en el mundo y no frente a él.

En Pedagogía el término adquiere otra categoría, más sistemática y normativa. Esa pueden conocerla en www.improversa.com

Musicalmente Aladuría es «La capacidad de transformar en pretexto todo aquello se muestra como obstáculo».

Aquí su canción: https://www.youtube.com/watch?v=MCyQn7oDh4w

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