Desde hace un par de meses, en varios de los muchos grupos de Whatsapp que tengo, me llegan vídeos con contenido sexual. No me voy a horrorizar por eso, tengo cierto edad y ya he visto y hecho todo lo necesario para tener una relación sexual sana conmigo mismo.

Al principio parece que es cosa de broma; mandar vídeos de chicas desnudas animándonos a «Vamos a darle el último empujón al día», mientras están desnudas y de espaldas en una mesa, puede ser gracioso.

Entiendo que provoque gracia. El juego de palabras es, sin duda, un ejercicio de ingeniosidad muy interesante aunque, sinceramente, me hubiera provocado risa de igual manera la imagen de un «personaje con una imagen negativa (por ejemplo, ahora que está todo tan revuelto, la imagen de un político)» cerca de un acantilado con la misma frase de «Vamos a darle el último empujón al día». Eso también hubiera sido gracioso.

No es tanto hablar de la gramática del ingenio ni de si me hace gracia una cosa u otra. Tiene que ver con superficializar acontecimientos que traen mucho dolor a personas cercanas. Hombres y mujeres. A las mujeres porque son vistas como objetos sexuales y a lo hombres porque sienten la necesidad de verlas así. 

Hace unos años quizás era menos evidente demostrar los efectos de la  violencia pasiva o latente, pero muchos estudios ya demuestran lo que antes era propio de la intuición: Ese tipo de violencia, no tan física, es más nociva y tarda más en desaparecer de nuestras vidas. Sobre todo porque nos cuesta saber el momento en el que se generó y el entramado psicológico que siguió hasta convertirse en algo manifiesto. No fue un grito, no fue un insulto. Fue tejiéndose poco a poco de manera casi imperceptible.  

Si ahora mismo hubiera una oleada de asesinatos de políticos, nadie vería ese chiste como algo inocente. Diríamos «Basta ya. Hay gente sufriendo, dejemos de usar el humor con esa tragedia«. Porque el humor perpeturía esa situación.

Pero vamos con otro ejemplo porque entiendo que un político puede ser un personaje que no sea de nuestra estima en estos momentos tan movidos.

Usaré la imagen de un adolescente al que los amigos de la escuela están castigando y maltratando. A pocas personas les haría gracia ver a un niño siendo castigado por los demás o a un niño solitario en una clase mientras otros juegan a quitarle la ropa y en la foto aparece la frase:»Vamos a darle el último empujón al día». Seguramente haría reír a ciertos chicos de entre 15 y 18 años. Algo que, sin duda, sería motivo para realizar, de forma urgente, un trabajo pedagógico por parte de los profesores para «sanar» esa conducta.

Tendríamos que hacer todo lo posible para proteger a ese niño maltratado y hacer sentir a los chicos asustados e insensibilizados que sus acciones están causando dolor. En eso no hay duda ¿No?

De no hacer ningún trabajo eficaz  o «castigar» esa manera de actuar, gran parte de dicha conducta se trasladaría a la vida adulta y tendríamos una sociedad castigadora y con ansias de vencer sobre el otro a cualquier precio. Entre otras muchas cosas, sería una sociedad que se aprovechase del débil (para este modelo, débil sería el niño que no es como los demás) y que menospreciaría la dependencia y la vulnerabilidad. Nada que ver con la sociedad que estamos viviendo. ¿No?

Volvamos a lo de los vídeos que me enviaban por Whatsapp.

Al principio eran fotos «inocentes», de esas de las que hablaba antes, y mi filtro las veía con indiferencia. Ni me hacían gracia ni me ofendían.  Más tarde empezaron a llegar vídeos de chicas de 16 años teniendo sus primeras relaciones sexuales con sus novios o desnudándose frente al teléfono. Ahí fue cuando me di cuenta de que algo iba mal. Sentí que estaba algo así como violando a esa niña. Una chica que se está abriendo al mundo afectivo con su pareja y, por cualquier razón, ese vídeo está pasando por las manos y otras partes del cuerpo de adultos de más de 30 años. Me produjo un asco terrible, en serio. ¿Qué hace un tío de 30-40 años mirando ese vídeo? ¿ No siente asco al ver cómo esa niña se desnuda y se masturba? Porque es una niña, no un actriz porno que «decide» hacer un vídeo o una mujer que decido hacerlo porque le da la gana. Que no estoy alarmándome del hecho de que se haga un dedo una tipa sino de que tiene 16 años. Lo primero que me vino a la cabeza fue que la gente no ha tenido una vida sexual sana y libre, que no han experimentado lo suficiente o que no han estado con suficientes mujeres. No lo sé. Eso se me une al hecho de que creo que sienten un profundo desprecio hacia las mujeres,  hacia ellos mismos y hacia la vida en general. Digo, si de una mujer sólo necesitas sus tetas, te estás perdiendo conocer el universo femenino que escoden las magas. Esa es tu decisión. Una decisión triste, opaca y simple.

La lucha no es solo contra la violencia. ¿No se dan cuenta de que solo vemos eso? Estamos tan domesticados que nos quedamos solo con esa parte y además respondemos con preguntas del estilo ¿Y la violencia de la mujer frente al hombre? Es pura insensibilidad y ceguera. Y no nos damos cuenta que su pregunta guarda una cosmovisión que abre otras mil preguntas acerca de la VIOLENCIA en general.

Una violencia frente a la que nos vemos sometidos todo@s. Porque amigo; tú eres hombre y eres hijo de una mujer. Y esa mujer ha recibido violencia y tú también. Primero cuando te trajo al mundo en un fría cama de hospital, bajo unas condiciones que es muy probable que de haber podido elegir hubieran sido otras, después cuando tuvo solo 3 meses para cuidarte o cuando tenía que pedir un poder para hacer todas las tareas del banco por tenía que ir «el esposo». Y muchas más. Así podemos seguir incansablemente hasta el fin de los días.

Siéntate con tu madre/abuela/tía/esposa/novia/hermana/amante/amiga y pregúntale cuándo se sintió maltratada por la vida en relación con el sistema patriarcal. Y escucha, solo escucha. Sin tratar de calmarla ni de decirle que las cosas no son así, que está exagerando. Porque esto último, esto de «calmar a la mujer» es otra de las maneras que tienen el patriarcado de auto afirmarse. A cada uno le duelen las cosas que le duelen. Esa es la única verdad.

Esta última parte la escribo quizás por esa libertad que me da ser hombre y poder hablar de lo que sucede sin ese lastre que soportan las mujeres cuando expresan esta idea y las catalogan de «feministas enfurecidas».

Soy hombre y pienso esto que escribo y mucho más. No soy una «feminista enfurecida», soy un hombre cansado de convivir con personas con el corazón lleno de piedras y la mirada insensible. Un hombre cansado de ver como amig@s,  hombres y mujeres cercanas tienen que someterse a la esclavitud de un sistema que infra valoriza la emoción y la sensibilidad. 

Mandar un vídeo de una niña de 16 años masturbándose frente a una cámara cuando iba dirigido a su novio es del todo repugnante y enfermizo  ¿cómo creen que se sentirá esa niña cuando sepa que esta pasando de teléfono en teléfono? ¿Qué creen que puede hacer? ¡¡¡ Tiene 16 años!!! ¿En serio que no les nace borrarlo? En serio que no les nace decir «tío no me mandes estos vídeos». Yo lo hice en un grupo de Whatsapp. Y la respuesta fue la obvia. Siguieron enviando mensajes de ese estilo. ¡No lo necesito chicos! En serio. Me he acostado las mujeres que he necesitado y he hecho sexualmente lo que me apeteció. Si no viviste esa época. Quizás es momento de dejar a tu pareja o hablar con ella y practicarlo juntos, o quizás es el momento de hacerlo porque estás soltero. Pero no comercies con la sensibilidad de una niña de 16 años.

¿Cómo crees que será su vida sabiendo que sus amigos, maestros, vecinos y compañeros tienes un vídeo suyo haciéndose un dedo? Piénsalo y si al hacerlo te estás riendo. Estás jodidamente enfermo. 

Y así, sin más, con un botón de enviar has creado dolor y has hecho de este mundo un lugar más insensible y menos habitable. Tu pene esta contento por unos minutos y mientras una familia llora desconsolada. Has conseguido que tu hija este abierta a esa experiencia futura y desprotegida por parte su padre. Enhorabuena.

Amigo: una foto de una niña de 16 años enseñando las tetas es mucho más que una anécdota. Lo normal en un hombre es decir «Vaya putón, esa se folla todo lo que se mueve». Y amigo, me parece más interesante decirte a la cara de baboso que tienes «Mira qué enfermo. Seguro que estás lleno de inseguridades  y que tu madre no te dio lo que necesitabas. Alguna mujer te hizo daño a los 15 años y aún no has conseguido superarlo. Seguro que tu padre jamás te trató con cariño. Mírate, eres incapaz de amar a una mujer con el alma abierta y tienes que contentarte con pasar tus tardes hablando de tetas de niñas que podrían ser tu hija. Pobre hombre enfermo. No sabes amar«.

La lucha contra el patriarcado no es sólo para el beneficio de las mujeres, es por el bien de la humanidad. No consiste en pasar ahora a poner a la mujer por encima del hombre, consiste en deshacer esa maraña histórica en la que nos hemos metido y que repercute en nuestra forma de sentir, de hacer política, economía y educación.

Es algo más. Es desmantelar este sistema de lucha de identidades. Es ver a nuestras novias siendo el motivo de excitación de cuatro borrachos carentes de hogar emocional. Es ver a nuestro hermano ocultando su sensibilidad porque tiene que ser un macho cabrío. Es ver cómo nuestra televisión es un circo de gente perdida buscando aceptación con un rol que destruye la todo aquello que sea permeable y sensible.

Terminando. Para mí no es tanto hacernos cargo de escribir con @`s todas las frases ni decir amigos y amigas. En mi interior, cuando digo una palabra en masculino no la asocio a un hombre, pero entiendo que pueda suscitar herida y, por tanto, será importante cuidarnos todos y todas.

Esa violencia latente, esa que «crees que no es para tanto» si lo es amigo, si lo es y lo es mucho. Si no me crees pide a tu padre o a tu jefe que cada día de menosprecie un poco, no mucho. Pídele que no te reconozca tu trabajo o que se ría de ti delante de los demás, o que les cuente cómo eres en la intimidad para que luego todos pueden burlarse. Pídele a un amigo que no te escuche cuando lo necesites o que se ría de los conflictos que tienes con tu pareja. Pero repito, que sea todo muy sutil. Pídele al estado que se ría de tus impuestos o que te inyecte por televisión un modelo de una vida que jamás podrás tener. Pídele al estado que te diga que tienes que pasar tiempo con tu hijo porque es fundamental para su salud y que mientras tanto te obligue a trabajar 10 horas diarias. Pídele a tu hermano que te infravalore todo los días diciendo que no puedes hacer lo que te gusta, que eres bobo y siempre lo serás.

Pídeles todo esto.

Vaya… me acabo de dar cuenta… Si eres un tipo que trata así a las mujeres y a la vida, es posible que hayas recibido todo esto y más. Es posible que tú hayas sido maltratado. Porque uno solo da lo que tiene. 

Entonces la pregunta interesante es: ¿Qué vas a hacer con lo que dieron?

¿Transformarlo o perpetuarlo?

 

 

Julián Bozzo: Pedagogo formado en Antropología, Terapia Gestalt y Pedagogía Sistémica. Diplomado en Ciencias Químicas. Poeta y Músico. Director de Mundo Aladuría que incluye ImproVersa Escuela de Creatividad y Canto Improvisado, Danza Palabra Pedagogía y Mundo Aladuría Música.

@bozzojulian

Más información en http://www.mundoaladuria.com

 

 

9 comentarios en “A mí, amigos míos, no me hacen gracia los vídeos de niñas de 16 años de Whatsapp.

  1. En esencia, hacer público y difundir un vídeo íntimo o comprometido de otra persona sin su consentimiento es un delito grave. Tenga 16 años o 40. Lo agrava que sea menor de edad, sin ninguna duda, pero es un hecho delictivo en todos los casos. Sólo quería introducir ese pequeño matiz. Ha habido suicidios, dramas familiares, daños psicólogos irreparables en las víctimas… Niños y adultos. La mayoría mujeres pero también hombres. Me repugna, al igual que comenta el artículo, que siga habiendo gentuza que difunda esa clase de vídeos, no lo comprendo. Puede ser su hermana, su hija, su vecina… Donde vivo, una chica es señalada por la calle por enseñarle las tetas a su novio a través del móvil. Se la conoce por eso, quizás nunca sea reconocida por nada de más valor. Ojito con internet.

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  2. Estoy cansada que cada vez que se hable de nosotras se haga con un tono partenalista y además tratando de reclamar respeto porque somos de un hombre: somos sus parejas, somos sus vecinas, somos sus madres. Somos más que la acompañante/objeto de alguién.

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    • Si verdad. Siempre es como el hombre tiene que calmarla. Y lo peor es que hace que la mujer inconscientemente a veces tome ese rol. En definitiva es un trabajo de todos, de darnos vuelta y aprender a mirarnos como pareja, es decir «caminando parejo» que decía el principito creo recordar. Ambos dos mirándonos hacia adelante.

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  3. Buen artículo, creo que las nuevas generaciones estamos siendo educados para adoptar nuevas formas de violencia, a medida que va creciendo la tecnología, la violencia se va expandiendo. Con la llegada de la televisión se inundó de publicidad sexista (que va creciendo cada vez más) mostrando modelos de mujeres sumisas atadas a su hogar y modelos de mujeres como objetos sexuales sin poder de decisión y autonomía. Más adelante llegó internet y con ella el acceso a la pornografia, una forma más de violencia a la mujer. Yo creo entonces que más allá de la edad, jóvenes y adultos debemos reeducarnos y adoptar comportamientos sanos para relacionarnos con los demas, saber identificar la raíz de toda esa basura que contamina nuestra mente y descartar todo eso, no aceptar vídeos y tampoco buscarlos, tal cual lo hace el autor de este artículo. Debemos aprender a ver a la mujer como persona, sin importar si es madre, hija, abuela, hermana…es decir, no nos fijemos en la función o el rol que pueda cumplir en nuestra vida, sino más bien, consideremos a la mujer una persona antes que nada. Gracias Julian.

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